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miércoles, 15 de abril de 2015

MÚSICA PARA MIS OÍDOS

La clase correspondiente a esta fabulosa entrada es sobre sonidos, expresión, liberación, y energía acumulada durante años y por fin suelta al mundo.

Durante la primera parte de la clase fue el momento de conexión contigo mismo, de aprender a controlar tu respiración, tu ritmo cardiaco, lograr escuchar hasta el más leve palpitar del corazón, no distraerte con nada, silenciar todos los sonidos exteriores para poder conectarte perfectamente contigo mismo, casi hasta llegar al mismo nirvana. Para esto la profe nos requirió seguir sus instrucciones, las cuales fueron las siguientes: 1.- Cierren los ojos  2.-Inhalen y exhalen 3.- Sientan como el aire pasa por su nariz a los pulmones mueve el diafragma  y luego infla el estomago y luego hace todo el recorrido de vuelta 4.- Traten de sentir el ritmo de su corazón, escúchenlo 5.- Si lo logran escuchar marquen el ritmo y así yo podré identificar quien está realmente concentrado 6.- Abran los ojos.
Es increíble la paz interna que puedes llegar a tener con solo respirar lentamente y concentrarte solo en eso, olvidarte de los problemas y mas allá de eso, olvidarte del mundo entero que está a tu alrededor, en ese momento solo eres tu frente a ti misma, no existe nadie más. Realmente fue muy importante el comprobar esto, ya que conocía teóricamente el hecho del respirar lento y concentrarte contribuye en la relajación, pero nunca lo había comprobado a ver si a mí me servía o lo encontraba reconfortante.
Debíamos depositar todos los instrumentos en el centro de la sala y luego recorrerlos y elegir uno de estos, el que te sintieras mas identificada y en eso me atrajo inmediatamente una cajita que con una geisha y tonos dorados que brillaban a contraluz sin saber que era la cogí y luego me di cuenta que era un hermosa cajita musical, la cual más tarde cambié por unas sonajas ya que la profe pidió reunirse en grupos según los instrumentos, los de cuerdas a un lado, vientos a otro, percusión a otro y los que son ni fu ni fa, como yo, estábamos en otro grupo.
Con estos debíamos en 15 minutos crear una canción y luego interpretarla para el curso. Nosotros al estar conformados por palos de agua, sonajas, unas especie de rayadores de madera, y un novedoso instrumento que al ser golpeado daba un sonido similar al que hacen las copas con agua al pasar el dedo por el borde, tratamos de hacer una mezcla de emociones, que al cerrar los ojos los oyentes sintieran una adrenalina al escuchar las sonajas sonar frenéticamente y luego al ser detenidas sorpresivamente debían cambiar a un estado de paz y relajación al solo estar escuchando los palos de agua sonar y luego tener una mezcla interna entre las sonajas y los palos de agua a la vez. Esto fue gratamente logrado al observar los rostros de mis compañeros al cambiar de ritmo.

‘¡Que poco se requiere para ser feliz! El sonido de una gaita’ ~Friedrich Nietzsche~

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