Las reglas fueron: -Olvídense de todas las ideas pensadas
anteriormente porque aquí haremos lo contrario.
-Deben a través del maquillaje cambiar su rostro.
Con la primera regla mi mente colapsó, y una vez que eso
pasa, nada bueno sale. Me bloquee y no fui capaz de entender la segunda regla y
los matices que esta tenia. Simplemente pensé en cambiar mi rostro, ¿Cómo?, no
lo sabía, no soy de las chicas que se maquillan en general, así que maquillarme
para hacerme cambian lo encontraba aterrador.
Primero pensé en marcar los rasgos faciales que siempre he
querido tener más pronunciados, como el mentón cuadrado y los pómulos, pedí
orientación, lo intenté una y otra y otra vez y no funcionó, por más que
agregué pintura café a los contornos y todo eso, no, seguía igual.
Luego quise parecer enferma, con ojeras, mas flaca y todo eso, podía seguir la misma base que ya tenía anteriormente. Esta oportunidad funcionó mejor, logré poner
profundidad a mis ojos para que parecieran salidos y ojerosos, pero por más que
miraba no le encontraba sentido a este maquillaje,
seguía siendo yo pero con el contorno de los ojos cafés.
A todo esto la clase terminaba a las 16:30 y una vez que me
convencí que la segunda opción tampoco servía, la profe dijo ‘Quedan 15
minutos’. ¡15 escasos minutos para poder pintar mi rostro de alguna forma!. Ese
fue el punto culmine de mi estrés, no sabía qué hacer, mi cara seguía igual que
al principio, así que comencé a tomar colores y pintar, recordé una runa (de
esas piedritas que eran el lenguaje antiguo y luego se usaban para leer el
futuro) tomé anaranjado e intenté pintar la runa del amor rodeando mi ojo, como
supondrán no me salió, una de las líneas que atraviesan el circulo quedó muy
cerca de mi boca impidiéndome continuar con las otras líneas, así que terminé
pintando el signo femenino. Lo intenté otra vez en el otro ojo con verde, esta
vez salió un poco mejor, no digo que si alguien lo viera se daría cuenta de que
es, pero al menos tenía la cara pintada. El siguiente paso impulsivo que tuve
fue el de pintar una pseudo estrella en el centro de mi frente, ¿porqué? Quién sabe, luego
diría que soy la futura virgen María y esa es la estrella de Belen.
Mientras más me miraba, menos me gustaba lo que veía, es que
simplemente no tenía sentido y además no se notaba mucho! Hasta que llegó mi
salvación, debo darle créditos por eso a una compañera, Ámbar, logró hacer algo
mas con mi rostro, al menos se notaban las rayas que había tirado
irresponsablemente yo, por lo que gracias a ella pude sacarme la foto a tiempo
y con algo mejor en mi cara.
En conclusión el sentimiento predominante en esta sesión
fue, ¡ESTRÉS!
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